miércoles, 25 de noviembre de 2015

De la cuna a las canas


Bisabuelos

A principios del siglo XX, en Colombia, en un pueblito llamado Anserma, en su zona rural jugaban dos niños, un niño y una niña que se conocían desde pequeños, él era de clase baja como todos, ella en cambio, pertenecía a una familia pudiente.
Desde pequeños jugaban a ser novios, pero ella decía que no se iba a casar con él porque era negrito, y ella tenía que encontrar un blanquito de clase alta, igual que ella, pero el destino, como siempre, es caprichoso y al crecer estos dos niños surgió el amor que se había estado forjando durante tanto tiempo.
Tuvieron hijos y vivieron relativamente tranquilos, una vida humilde pero honrada, ella era ama de casa y él trabajaba en una fábrica. Al llegar a casa cada día del trabajo, lejos de ponerse a descansar, se calzaba las botas de tacos y se iba a jugar a fútbol, su gran pasión, del cuál disfrutaba hablando horas y horas ya que era un gran conocedor. Además del fútbol, también le gustaba la historia, para mí era apasionante escucharlo hablar, me resultaba impresionante la idea de que él hubiera vivido en primera persona tantos episodios de la historia de Colombia, los cuales yo estudiaba en el colegio.
Sin embargo, su mayor virtud no era su sabiduría, sino el cariño con el que transmitía sus conocimientos.
Tengo la certeza de que ahora mismo estará en algún lugar mejor, conversando de la Hungría de Puskas en el mundial de Suecia, o tal vez de la dictadura de Rojas Pinilla de los años 50.


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